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4 Semanas para alcanzar el éxito

Desarrollarse como un gran líder no es cosa fácil; se necesita actuar de muchas maneras al mismo tiempo, fijar objetivos que convengan a todos, asignar tareas, asumir responsabilidades y brindar herramientas de compromiso y calidad. Para ello, puede ser de ayuda consultar algunos consejos, guías y tomar responsabilidades sabiendo que el éxito se consigue paso a paso.

Es cierto que sobre este tema ya existe mucha información: libros, películas, columnas, páginas de Internet y la lista sigue creciendo, pues todos buscamos el éxito en nuestra vida, pero los grandes caminos inician con pequeñas acciones, así que te compartimos algunos pasos que son bastante efectivos para mostrar alternativas y consejos de acción.

Si los pones en práctica, lo más seguro es que en cuatro semanas logres alguna de tus metas. Recuerda, lo más importante es comenzar.

Semana 1:

El enemigo de la vida no es la muerte, es el desaprovechamiento

La vida es una tienda de golosinas en la que sólo hay una condición: el caramelo que no comes, lo pierdes. Cada caramelo es un día de tu vida y cada día desaprovechado es un caramelo perdido.

¿Qué habría sido de la historia del baloncesto si Michael Jordan nunca se hubiera cruzado con una canasta?

Cada área de nuestra vida es una oportunidad para aplicar alguno de los muchos talentos que poseemos; todos somos Michael Jordan en una actividad, sólo hay que ver las señales para encontrar en cual. Para lograr el éxito es necesario tener en cuenta cuáles son nuestros puntos fuertes, qué nos gusta y cómo podemos explorar y explotar nuestro talento para encausarlo a lo que deseamos lograr. Lo importante no es cuánto tienes, sino cuánto y cómo lo aprovechas.

“La virtud de poseer conlleva la responsabilidad de no desperdiciar”.

Semana 2:

Que el timón de tu vida sea la elección y no la inercia

No gravites hacia tu objetivo. Elígelo.

Permíteme lanzar una pregunta al aire un tanto provocadora: Si nadie dejaría a un desconocido conducir su auto, ¿por qué dejar que guíe su mente?

“La mayor parte de la gente nunca llega a conducir.

Es pasajera en los autos de otros”.

La mayor parte de las decisiones de las personas no están tomadas por ellas. Son prototipos sociales a los que la gente se adhiere. Unos en mayor o menor medida acabamos casándonos cuando la sociedad espera que nos casemos, estudiando lo que los expertos dicen que tendrá mayor oportunidad, ejerciendo en lo que la tradición familiar impone, o viajando a los que nos dicen que son los mejores destinos turísticos.

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En general, existe un exceso de complacencia que hace que, en lugar de elegir nuestros objetivos, gravitemos hacia ellos. Esto es un problema porque el éxito no está en la inercia, sino en la elección. Efectivamente, no tiene nada de malo dejarse llevar de cierta manera cuando se trata de decisiones pequeñas, pero en las grandes, en las que conducen al éxito, no seas un pasajero más del tren social. Sé el maquinista de tu propio tren.

Piensa ¿por qué crees aquello en lo que crees?, ¿por qué le das un tercio de tu vida a este trabajo y a este jefe?, ¿por qué aprendes lo que estás aprendiendo?, ¿por qué vives en el lugar en el que vives?, etc. En una frase, ¿por qué te has levantado hoy por la mañana para hacer lo que hoy has hecho?.

Pensemos en que uno de los objetivos primordiales es ser el verdadero autor de la historia de nuestras vidas, trazar nuestros propios senderos en lugar de caminar los trazados por otros, pintar nuestros propios cuadros rechazando las plantillas, poder desafiar la inercia y volar. Todo lo anterior constituye la más bonita de las libertades. Y también la más desaprovechada.

Si el médico al tenernos en brazos justo después de nacer pudiera grabar un mensaje en nuestras mentes, dado por nuestras madres, para que nos acompañe el resto de nuestras vidas, sería:

«Hoy te doy tu vida. Éste es mi regalo para ti. Por favor acéptalo y no permitas que nadie lo viva por ti».

Semana 3:

Que existan situaciones difíciles y que parezcan imposibles, no significa que no deba buscarse una oportunidad para lograrlo.

Sueña. Ese es el primer paso para hacer que lo irreal se convierta en real: primero tienes que imaginarlo y entonces, con la meta presente, ir por ella. Einstein decía que en los momentos de crisis sólo la imaginación es más importante que el conocimiento.
Soñar es pensar en lo grande y maravilloso. Es apuntar a la luna sabiendo que si te quedas corto, alcanzarás las estrellas.

“Lánzate por ello aunque la probabilidad de éxito no sea alta. La de las grandes hazañas nunca lo es”.

Soñar produce opciones y alternativas que, de otra manera, no habría surgido; desencadena posibilidades que unos minutos antes eran imposibles. Para permitir que éstos cumplan su función debemos tener presentes los dos «nunca» más sagrados:

Nunca te rías de los sueños de nadie.

Nunca permitas que nadie se ría de los tuyos.

Semana 4:

No puedes conseguir más que nadie haciendo lo mismo que todos

“Es necesario buscar un camino diferente si quieres llegar a un destino distinto”.

Claro y directo: piensa de manera diferente para obtener resultados diferentes.
Si seguimos el camino que otros han trazado puede que no nos funcionen, pues el tiempo, las circunstancias, los objetivos, y un largo etcétera, no son los mismos. Lo ideal es ir trazando un sendero propio que responda a nuestras necesidades y metas.

Nadie dijo que sería fácil, o que no demandaría esfuerzo ni dedicación, lo importante es tener claro lo que deseamos y trabajar para alcanzarlo.

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