
Tienes un estimado de 70.000 pensamientos por día. Eso es 70,000 oportunidades de construirte a ti mismo o desgarrarte.
Si te llamas a ti mismo por nombres, dudas de tus habilidades y dudas de tus decisiones, perjudicarás tu rendimiento (y lo más probable es que también estarás arriesgando tu salud física y psicológica). Pero la buena noticia es que puedes cambiar tu forma de pensar.
Aquí hay cinco ejercicios que entrenarán tu cerebro para la felicidad y el éxito:
1. Diferencia entre rumiar y resolver problemas.
Pensar en estrategias que podrían ayudarte a superar un obstáculo es útil, pero imaginarte incapaz de tolerar el dolor no es productivo. Siempre que te encuentres pensando en algo durante un tiempo prolongado, toma un minuto para pensar si estás rumiando o solucionando problemas.
Si estás resolviendo o previniendo problemas activamente, sigue procesando. Pero, si simplemente estás repitiendo cosas que ya sucedieron o haciendo predicciones catastróficas sobre cosas que no puedes controlar, cambia el canal. Levántate y haz algo para que tu mente no tenga el problema y mantén tu cerebro centrado en actividades más productivas.
2. Date el mismo consejo que le darías a un amigo de confianza.
Si eres como la mayoría de la gente, hay una buena probabilidad de que seas demasiado crítico contigo mismo. Pero superarse y magnificar tus errores sólo te arrastrará hacia abajo.
Los estudios han vinculado la compasión de uno mismo a todo, desde el mejoramiento del bienestar psicológico y la mejora de la imagen corporal hasta el aumento de la autoestima y el aumento de la motivación. Así que convierte en un hábito hablar a ti mismo de la misma manera en la que hablarías con un amigo de confianza.
3. Etiqueta tus emociones.
La mayoría de la gente tiene aversión a hablar o mostrar sus sentimientos. Como resultado, muchas personas se han distanciado bastante de sus sentimientos, lo que hace que sea difícil para ellos incluso reconocer cómo se sienten en un momento dado.
Y cuando los adultos etiquetan sus sentimientos, a menudo lo hacen de manera indirecta. En lugar de decir, «Me sentía triste», alguien podría decir: «Tuve un nudo en la garganta», o «Mis ojos se llenaron de agua». O, en lugar de decir: «Estoy muy nervioso», alguien podría ser más incluido para decir: «Tengo mariposas en el estómago».
Pasa unos minutos cada día reconociendo tu estado emocional. Etiqueta tus sentimientos y considera cómo es probable que esas emociones afectan tus decisiones.
Si te sientes triste por algo en tu vida personal, o estás preocupado por algo que pasa en la oficina, tus emociones se derramarán en otras áreas de tu vida si no eres consciente de ello.
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4. Equilibra tus emociones con la lógica.
Ya sea que te enfrentes a una decisión financiera difícil, o si estás experimentando un dilema familiar, tomarás tus mejores decisiones cuando seas capaz de equilibrar tus emociones con la lógica. Cuando tus emociones están funcionando alto, toma medidas para aumentar tu pensamiento racional.
La mejor manera de equilibrar tus emociones es crear una lista de los pros y los contras de tus opciones. Leer sobre esa lista puede ayudar a tomar parte de la emoción de la decisión y equipar a tomar las mejores decisiones.
5. Practica la gratitud.
La gratitud se ha relacionado con una serie de beneficios físicos y psicológicos, incluida la felicidad. Un estudio incluso encontró que las personas agradecidas son un 25 por ciento más felices.
Así que si haces un hábito de hablar sobre lo que estás agradecido por el desayuno cada mañana, o escribes en un diario de gratitud antes de acostarte, entrenarás a tu cerebro para buscar lo bueno en la vida. Podría ser la forma más simple, pero más eficaz de aumentar tu bienestar.