Shark tank es uno de los programas más conocidos de la televisión de EEUU, donde un grupo de personas presenta sus ideas empresariales, y un panel compuesto de potenciales inversores (los tiburones) apoya la idea o la rechaza a fuerza de preguntas
Unos de los tiburones del programa es Barbara Corcoran, quien en lugar de destrozar a los participantes con dentelladas (como hacen otros jueces), ella trata de ver la parte positiva
Todo el mundo en EU aprecia a corcoran (new Jersey, 1949). Es una especialista del mercado inmobiliario, consultora y empresaria de éxito. A los norteamericanos les gusta su forma de expresarse clara y rotunda, y su optimismo contagioso
En 1971 fundó una empresa consultora inmobiliaria llamada the corcoran group, empezó a vender apartamentos, emitió informes muy apreciados llamados corcoran report, y en 2001 vendió su empresa por 66 millones de dólares. Hoy acumula una fortuna personal valorada en 6 Billones
Hoy la llaman para dar charlas, asesoramiento y por supuesto es una de las estrellas de Shark Tank. y una de las gurús inmobiliarias más conocidas del país
Origen humilde
Es bueno de hablar de los éxitos de una persona pero también es motivador e inspirador conocer que hay detrás de esos éxitos, Barbara Corcoran ha sido una mujer que ha convivido con el fracaso. Primero, su familia era muy modesta y ella compartía habitación con sus cuatro hermanas. Hasta compartían las medias.
Además, tenía un problema psicológico. “Recuerdo que de pequeña tenía problemas para leer y escribir”, cuenta barbara en una charla de TED que se ha hecho famosa, “y me retrasaron un curso. Una monja me dijo que si no prestaba atención sería estúpida y desde entonces me di cuenta de que tenía que aprender a ser una perdedora y a afrontar los fracasos”
Barbara corcoran afrontó un fracaso aún mayor. Con la ayuda de 1.000 dólares de su novio rico, montó una empresa inmobiliaria. Los dos trabajaban en la firma hasta que un día, su novio se fue con la secretaria diciéndole: “nunca triunfarás sin mí”
“Me sentí tan insultada que me prometí que eso no se iba a convertir en realidad”, afirma corcoran.
Se puso manos a la obra y poco a poco, fue levantando su negocio hasta convertirlo en una firma de enorme importancia
“Un día tenía que dar una charla a 300 financieros y yo estaba muerta de miedo”, recuerda. “A pesar de que me pasé tres meses y medio memorizando y repitiendo todo lo que iba a decir allí, cuando subí al podio me quedé sin voz, y el moderador me dijo al cabo de un rato, gracias, y me pidió que me sentara”
Barbara se sintió tan avergonzada que se prometió nunca más hablar en público. Pero pocos días después, reaccionó y se apuntó como voluntaria en una organización donde la gente enseñaba lo único que supiera: ella enseñó cómo vender propiedades, y cómo superarse. A una de esas lecciones, acudió una mujer China que se convirtió en poco tiempo, en la mejor vendedora de inmuebles de the corcoran group, más aún, en la mejor vendedora de Nueva York
Del fracaso al éxito
“Me di cuenta de que los fracasos y la innovación son primos hermanos”, afirma corcoran. Lo cual le sirvió para afrontar el siguiente fracaso que fue su idea de grabar unos videos de cómo eran los inmuebles por dentro. “Miren”, dijo a sus empleados, “solo tienen que mostrar estos videos a los clientes”
«Oh, qué gran idea, dijeron muchos, pero un mes después me di cuenta de que había malgastado 77.000 dólares en grabar esos videos”. La idea fue un fracaso.
Pero un día, su marido, que trabajaba en la armada, le dijo: “mira este invento, estamos fascinados con él”. Se trataba de Internet
Barbara empezó a navegar y se le ocurrió que podría colgar los videos de los apartamentos en una web. Lo hizo y en la primera semana vendió dos apartamentos. Fue la primera persona del sector inmobiliario en hacer algo que hoy hacen todas las webs inmobiliarias.
Hoy barbara corcoran no solo sigue siendo una mujer popular, sino que su caso se ha convertido en el mejor modelo para los que fracasan una y otra vez. Con esas lecciones escribió un libro titulado. “Si no tienes pechos grandes, pon cintas en tus coletas, y otras lecciones que aprendí de mami”
Su filosofía se podría resumir en: “mi mejor maestría han sido mis fracasos”