
“¿Cómo dar una conferencia TED?” de Chris Anderson es la guía definitiva para dar una presentación espectacular. Cubre desde el miedo escénico hasta escoger el atuendo perfecto; todo con el objetivo de dar una charla que inspire a cualquier audiencia.
¿Quién debería leer este libro?
– Todo emprendedor que quiera compartir sus proyectos e ideas
– Ponentes y estudiantes que quieran mejorar sus habilidades de hablar en público
– Cualquiera que sienta miedo escénico y quiera superarlo
¿Quién es Chris Anderson?
Es un emprendedor y periodista. Ha sido curador de conferencias TED desde el 2001. Hijo de misionarios que trabajaron en Pakistán, es egresado de la Universidad de Oxford, trabajó en varios periódicos y ha lanzado más de 100 revistas y sitios web exitosos.
¿Cuál es el miedo número uno de millones de personas alrededor del mundo?
¿La muerte? ¿Perder un brazo? ¿Ir al dentista?
No.
Lo que más temen es hablar en público.
Y es una pena. Considera todas las ideas asombrosas que están en sus mentes y nunca las conoceremos – solo porque están mortalmente aterrorizados de acercarse a un micrófono.
¿Sabías que muchos de quienes han dado conferencias TED también sentían ansiedad cuando lo hicieron? después de todo, la mayoría de los ponentes no son invitados por sus habilidades en oratoria sino por sus increíbles ideas.
No importa de dónde vinieron cada uno de estos oradores; los entrenadores de TED les enseñaron cómo dar una charla cautivante.
Tú también puedes hacerlo.
Algunas cosas interesantes que aprenderás:
– Ruborizarte puede ser de gran ayuda;
– Cómo dar una charla emocionante sobre la corteza prefrontal, y
– Por qué un vestido negro no funciona bien con las cámaras.
1.Hablar en público es una excelente forma de difundir tus ideas; cualquiera puede aprender a hacerlo.
Imagina que estás a punto de entrar en un enorme escenario para presentar un proyecto innovador ante una audiencia de cientos de personas. Esta situación probablemente despierte algo de ansiedad en ti.
¿Por qué ocurre esto?
Los humanos somos criaturas sociales, y cuando hablamos en público ponemos en la palestra algo muy importante para nosotros – nuestra reputación. Somos interdependientes para nuestra supervivencia, y por lo tanto invertimos mucho en ser respetados y apoyados. Por eso nos embarga la ansiedad cuando expresamos nuestro punto de vista en público, arriesgándonos a ser rechazados, ridiculizados y peor aún, ignorados.
Pero aún cuando tu miedo al rechazo sea muy superior a tu autoconfianza, igual puedes hablar muy bien en público y divulgar tu historia.
Como ejemplo, considera a Mónica Lewinsky. En el 2015, ella dio una conferencia TED sobre la vergüenza pública que sufrió a raíz del affair con el entonces presidente Bill Cinton. Antes de la charla, estaba terriblemente nerviosa; sabía que millones de personas presenciarían su presentación y le aterrorizaba equivocarse, dañando aún más su reputación.
Al final, la audiencia le regaló una reverencia de pie y un sinfín de comentarios positivos en internet.
La moraleja es: no dejes que tu falta de confianza te aleje de hablar en público. Solo recuerda: aún cuando hay mucho que arriesgar, es una gran oportunidad de ofrecer tus ideas al mundo.
La oratoria es una habilidad que cualquiera puede aprender. Por ejemplo, En Kenya,un niño de 12 años llamado Richard Turere inventó un sistema para evitar que los leones mataran al ganado de su familia. Se dio cuenta que a estos depredadores les asustaban las luces en movimiento y creó una red de luces que se prendían y apagaban en secuencia, espantándolos. El invento se hizo increíblemente popular y fue invitado a dar una charla TED.
En aquel entonces, Turere era tímido, hablaba en un inglés muy básico y le costaba mucho describir su invento con coherencia. Pero con solo seis meses de entrenamiento fue capaz de ir a California y dar una conferencia asombrosa, cautivando a la audiencia con su historia y su carisma.
“Tu meta no es ser Winston Churchill o Nelson Mandela. Se trata de ser tú.”
2.Gánate la confianza de tu audiencia haciendo contacto visual y mostrando tu vulnerabilidad.
No hay dos audiencias que sean iguales, y nunca darás la misma charla dos veces. Aún así, existe una serie de técnicas poderosas que te ayudarán con prácticamente cualquier discurso.
Una es ser personal.
Los humanos hemos evolucionado para proteger nuestras mentes de todo aquello que pueda desafiar nuestra perspectiva del mundo. Como resultado, es difícil abrir nuestra mente a ideas propuestas por extraños.
Imagina por un momento que bebes mucho café todos los días; simplemente no puedes dejar pasar un par de horas sin tener una taza caliente al lado. Pero un académico amigo tuyo se la pasa afirmando la relación entre el consumo excesivo de café y el cáncer. ¿Abandonarías así nada más tu bebida predilecta?
Probablemente no; como la mayoría de las personas, te mostrarías escéptico. En otras palabras, harías lo que todos los demás: defender tu punto de vista poniendo en duda cualquier información que intente desestabilizarlo.
Como orador, debes desarmar a tu audiencia para hacerlos receptivos a tu mensaje; aquí es donde ‘hacerlo personal’ entra en acción.
Establecer contacto visual y demostrar vulnerabilidad es una forma muy efectiva de abrir las mentes de tu audiencia. Supón que eres una persona honesta y has basado toda tu presentación en hechos cuidadosamente investigados y verificados. La mayoría de los presentes podrán notarlo con solo ver tu mirada; por eso, establecer contacto visual con tu audiencia les permitirá verificar que pueden confiar en ti.
Mostrarte vulnerable también es importante para generar confianza. Por ejemplo, imagina que eres un vaquero entrando a una cantina abarrotada de gente. Si quieres demostrar que no vas a empezar a dispararle a todos, debes dejar bien en claro que no estás armado. Al darse cuenta de que eres un amigo y no un enemigo, se relajarán.
Claro que es una analogía; cuando te ‘desarmes’ y te muestres vulnerable en el escenario, tu público bajará la guardia. Quizá te preocupe ser demasiado revelador con tu ansiedad (por ejemplo, ruborizándote), pero este tipo de señales pueden ser muy provechosas al demostrar tu humanidad sin esfuerzo alguno.
“Camina hacia la luz, escoge a un par de personas, salúdales asintiendo y sonríe. Estarás listo para comenzar”.
3.Puedes explicar cualquier idea, por compleja que sea, con este proceso de cinco pasos.
Digamos que eres un psicólogo que está a punto de dar una charla TED sobre la corteza prefrontal y el simulador de experiencias. ¿Cómo puedes explicar conceptos así de técnicos a una audiencia general?
Usa este proceso en cinco pasos:
– Primero, comienza con una introducción que despierte la atención de la audiencia. Después de todo, no sabes qué tanto saben ellos del tema, así que es mejor comenzar con algo que sea relevante como marco de referencia.
Podrías abrir con: “Tengo 20 minutos para hablar, pero eso no es nada en comparación con los dos millones de años que los humanos nos hemos tomado para evolucionar”
– El próximo paso es despertar su curiosidad. Sabrás que lo has conseguido cuando comiencen a preguntarse a sí mismos “¿Por qué?” o “¿Cómo?”. Para llevarlos a este punto, puede que tengas que mencionarles que la masa de nuestro cerebro se ha triplicado a lo largo de los últimos dos millones de años.
– El tercer paso es recorrer tus conceptos, uno a la vez. Recuerda, nunca será una buena idea explicar todo al mismo tiempo. Hacer eso solo confundirá a tu audiencia y terminarán por distraerse.
En este caso lo primero que debes explicar es que la corteza prefrontal es una de las causas de este asombroso crecimiento que acabas de mencionar: el cerebro se volvió más grande al añadirse una sección totalmente nueva. Posteriormente a eso puedes añadir el segundo concepto, el simulador de experiencias, diciendo que la corteza prefrontal es básicamente un simulador de sensaciones pues nos permite experimentar cosas antes de que ocurran realmente.
– Tu siguiente jugada es emplear algunas metáforas. Las metáforas son útiles puesto que usan imágenes y modelos que las personas ya conocen y por tanto, son fáciles de identificar y relacionarse con ellas. Podrías mencionar que el simulador de experiencias actúa como un simulador de vuelo que nos permite practicar para evitar equivocarnos después en el mundo real.
– El quinto y último paso es usar ejemplos para hacer tu discurso memorable. Podrías decir que nadie ha creado aún un helado con sabor a cebolla y mostaza pues gracias a nuestro simulador integrado en la corteza prefrontal, sabemos a ciencia cierta que no se vendería ni un cono.
Estos son los cimientos para brindar una conferencia especial sobre un tema técnico. ¿Crees que necesitarás imágenes para acompañarlo?
4.Si usas imágenes, deben ser fuertes e ilustrativas
Gracias a la tecnología, tenemos la facultad de embellecer nuestras palabras con toda clase de imágenes y dibujos, videos e ilustraciones. El problema está en que no todas las presentaciones se benefician de un apoyo visual.
Recuerda que el objetivo de tu conferencia es establecer una conexión con tu audiencia que les permitirá confiar en ti y abrirse a tus ideas; usar elementos gráficos puede que rompa ese enlace. Por ejemplo, si tu presentación gira alrededor de un tema muy personal, quizá prefieras evitar el usar diapositivas.
Por otra parte, muchas presentaciones se benefician de ayudas visuales siempre y cuando sean poderosas y descubran, expliquen y agraden a tu audiencia. Después de todo las imágenes deben complementar a las palabras y solo deben mostrar cosas que las palabras solas no puedan. Un ejemplo obvio es usar imágenes cuando estés hablando sobre un artista, el trabajo de un científico o la travesía de un explorador.
Cuando te asegures de que tus diapositivas presentarán ideas valiosas, es importante revisar que te ayudan a ilustrar solo el concepto que quieres describir, y nada más.
Por ejemplo, si estuvieses hablando sobre el uso del amarillo zinc en los cuadros de Van Gogh, asegúrate de que tus diapositivas se centran en ese tono. De otra forma, te arriesgarías a confundir a tu audiencia. Mantén una sola imagen e idea, por diapositiva.
Finalmente, asegúrate de que las imágenes que escojas sean agradables; cuando tienen esa cualidad, puedes mostrar tantas como quieras.
“Al menos un tercio de las conferencias TED más vistas, no usan ningún tipo de diapositivas.”
5.Tu estilo personal es el que determina si usarás un guión o no.
No todo el mundo se prepara para una conferencia de la misma manera. Algunos sacan partido de redactar un guión preciso con mucha antelación, mientras otros se esfuerzan por dar charlas espontáneas.
Comencemos por los beneficios de preparar un guión. Primero, así te aseguras de incluir todo lo que tienes que decir en el tiempo estipulado. También te ayuda a estructurar tus pensamientos, pues te obliga a crear un recorrido sobre lo que vas a explicar y en qué orden. Los guiones también te permiten discernir si existen formas más claras o creativas de exponer algunas ideas. Finalmente, con ellos puedes definir de cuáles partes puedes prescindir.
Aunque también hay muy buenas razones para dar una conferencia espontánea. Tu audiencia usualmente será capaz de adivinar si tu presentación ha sido memorizada, pues no sonarás tan natural como deberías. Hablar espontáneamente le dará a tu conferencia un tono más fresco y vivaz; así que si estás muy bien familiarizado con tu tema, dejar a un lado el guión podría ser una buena idea.
Al fin y al cabo, ambas opciones tienen sus fortalezas, y en definitiva se trata de encontrar el método que te permita sentirte más cómodo y confiado.
En TED, acostumbraban tener solo dos reglas: nada de atriles ni de conferencias memorizadas. Eso fue hasta que comprendieron que la mejor forma de dar una charla es la que permite al orador sentirse cómodo. Si alguien trata de usar un estilo que no es natural para sí, probablemente no lo harán del todo bien.
El grupo TED asumió esto en el 2010, cuando el ganador del Nobel, Daniel Kahneman, fue invitado a dar una conferencia. A pesar de ser un orador veterano, durante los ensayos se interrumpía una y otra vez, esforzándose por recordar lo que iba a decir. De ahí que en TED decidieron permitirle usar sus anotaciones y terminó dando una presentación brillante.
Una vez que hayas encontrado el estilo que funciona para ti, estarás listo para el escenario. Claro, tan pronto como te hayas vestido correctamente…
6. Toma en consideración lo que vas a vestir, pero no con demasiado detalle.
La mayoría de las personas han visto fotos o videos antiguas de sí mismos durante un discurso o presentación en un escenario, y se sorprenden por lo que escogieron para ponerse.
Para evitar dudas (y remordimientos) relacionados con tu atuendo durante una presentación, comienza por preguntarle al anfitrión del evento si hay algún código de vestimenta. Si es así, y no te sientes incómodo con estas sugerencias, entonces asume el código del evento. Al menos así te asegurarás de que podrás ir vestido como todos los demás y no resaltarás por lo que tengas puesto.
Esto es importante porque los humanos hacemos juicios inconscientes. Si subes al escenario con un traje totalmente distinto al de tu audiencia, puede que piensen que no te esforzaste lo suficiente o que quieres destacar a propósito. En otras palabras, se formarán una imagen de ti mucho antes de que abras la boca.
Otro aspecto que debes considerares si la conferencia será grabada o no. Si es así, debes considerar algunos puntos adicionales. Por ejemplo, no es una buena idea usar colores como blanco o negro puros, pues los vestidos monocromos te harán ver o bien como una bola de luz gigante o una cabeza flotando en el espacio. Ninguna de las dos es una buena opción.
Un punto similar es el de evitar patrones y dibujos pequeños que puedan crear efectos de distorsión en algunos videos. Tampoco quieres que quienes te vean en un futuro, se distraigan gracias a estos detalles.
Sin dejar a un lado tu estilo al dar una conferencia, tu comodidad es lo que realmente importante. Así que si ponerte un traje te hace sentirte claustrofóbico, entonces olvídalo, aunque sea eso lo que impone el código de vestimenta. O si estás tan acostumbrado a un traje que vestir que unos jeans con camisa arremangada te harán perder confianza, entonces respeta tu estilo sin importar lo que tengan puesto los demás.
Es esencial vestir para sentirte cómodo.
“Probablemente no querrás que el primer pensamiento que la audiencia tenga de ti sea ‘inoportuno, aburrido o desubicado’”.
7.Canaliza tu adrenalina
La adrenalina probablemente fluye por tus venas nada más pensar en un escenario. Eso está bien… pero solo hasta un punto.
Si vives en una jungla constantemente aterrado por depredadores, la adrenalina es tu mejor amiga. Es la que te otorga la habilidad de huir o luchar. En el escenario, la misma adrenalina puede impulsarte a dar lo mejor de ti.
Pero si el flujo es demasiado alto y no puedes controlarla con suficiente actividad física, se acumulará en tu cuerpo haciendo que tiembles.
Si esto ocurre, hay varias formas de lidiar con tu miedo y tus nervios.
Primero, recuerda que el miedo tiene una función, y debes usarla para tu beneficio. Solo piensa en él como una motivación más para practicar tu charla. Pensar de esta manera aumentará tu confianza y eventualmente terminarás por perder el miedo.
Segundo, recuerda respirar profundamente. La respiración diafragmática llenará de oxígeno tu cuerpo, calmándote. Es así de simple. De hecho, solo tres o cuatro inspiraciones profundas te ayudarán a sacarte parte del nerviosismo.
Otra estrategia fácil es beber agua. Cuando la adrenalina fluye por tu cuerpo, puede que comiences a sentirte deshidratado. Como resultado, tu boca se secará y te costará hablar correctamente. Mantente hidratado.
Finalmente, trata de ubicar uno o dos rostros amistosos entre la audiencia. Algo tan sencillo como esto te ayudará a calmarte porque esas personas comenzarán a sentir una conexión contigo. Este sentimiento los emocionará y a su vez, retroalimentarán tu calma y confianza en ti mismo.
Resumen final
No existe una solución estándar para la excelencia al hablar en público, pero tenemos herramientas que cualquiera puede usar para mejorar su desempeño. Lo esencial de este arte es conectar con la audiencia, reconocer tu ansiedad y hacer lo que sea más cómodo para ti.
Una consideración adicional… Cuando estés dando una conferencia, asegúrate de variar tu tono de voz.
Tu objetivo durante una charla no es precisamente poner a tu público a dormir, pero eso será exactamente lo que ocurra si no le pones atención a la forma como hablas. A ti mismo te habrá pasado, tener que mantenerte despierto con un ponente aburrido que hablaba como un androide. Para evitar esto, varía el tono de voz con el que te diriges a la audiencia, algo tan sencillo como subir o bajar el volumen y la intensidad de tu voz en caso de que lo necesites.