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Despertando al Gigante Interior (Controle su destino)

Descubre cómo tomar el control de tu vida y desarrollar tu potencial máximo.

¿Quieres cambiar tu vida pero se te hace difícil comprometerte con tus decisiones?

A medida que pasan los años, ¿Crees que las circunstancias simplemente se ponen en tu contra?

En “Despierta el Gigante Interior”, el conferencista motivacional Anthony Robbins te enseña lo importante que son tus decisiones y creencias para lograr un cambio positivo y llegar a ser la persona que quieres ser. Con su característica claridad y fluidez, te demuestra el control que cada uno tiene sobre su experiencia en el mundo, y por extensión, de tu felicidad.

En este resumen, descubrirás, entre otras cosas…

– Por qué cantar te puede ayudar a dejar de comer azúcar,
– Aprender que las palabras que usas para describir tu situación pueden definir tu actitud hacia la vida, y
– Descubrir que tienes el poder para cambiar la sociedad, simplemente escogiendo correctamente qué cenar.

1. Para cambiar tu vida, enfócate en tomar las decisiones correctas y comprometerte con ellas.

¿Cuándo fue la última vez que pensaste en cambiar tu vida?

Quizá fue en el pasado Año Nuevo que decidiste dejar de fumar; o quizá querías perder peso y consideraste seriamente seguir una nueva dieta.

¿Lograste implementar estos cambios en tu vida?

Si no lo lograste, seguramente el problema fue cómo enmarcaste tu deseo de cambiar. Pudiste haber dicho: “Quisiera dejar de comer comida chatarra”, en vez de “Voy a comenzar a comer más saludable”.

Primero debes tomar una decisión clara. Luego, no importa cuáles retos surjan, debes comprometerte con esa decisión.

Por eso es necesario que tengas la disposición de adaptarte a los obstáculos.

Piensa en Soichiro Honda, fundador de la corporación Honda. En el colegio, decidió que quería crear anillos de pistón más efectivos para automóviles. Para alcanzar su objetivo se encontró con muchos problemas que podrían haberle detenido en seco.

Por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno japonés no le proporcionó el concreto que necesitaba para construir las fábricas para desarrollar su producto.

¿Cómo superó este obstáculo?

La solución de Honda fue inventar su propio método para desarrollar concreto, y de esta manera permitirse el construir su imperio.

Comprometerte con las decisiones importantes puede ser todo un reto, pero mientras más lo haces, más fácil será. Así que al inevitablemente fracasar en algunos proyectos que te propongas, no te rindas; en vez de eso, piensa en lo que podrías aprender del fracaso.

Por ejemplo, los fumadores rara vez tienen éxito en sus primeros intentos de dejarlo. Pero si usan ese fracaso como una oortunidad para reflexionar sobre los obstáculos de lo que quieren alcanzar (por ejemplo, la tentación de fumar es demasiado grande cuando están cerca de otros fumadores), y cómo podrían superarlos en el futuro (Mantenerse lejos de los sitios frecuentados por fumadores), entonces podrán alcanzar su objetivo.

 

2. Desarrolla nuevos hábitos asociando los que quieres erradicar con dolor, y los deseados con placer.

Ya sabes que para alcanzar tus objetivos y lograr el verdadero cambio, debes comprometerte con tus decisiones. Pero aún con la mejor de las intenciones, cambiar tu comportamiento puede ser increíblemente difícil.

¿Por qué esto es así?

Porque todo lo que haces es por una de dos intenciones: o evitar el dolor, o alcanzar el placer.

Una vez que comprendes esta dinámica, puedes comenzar a aplicarla para tu beneficio.

 

Si quieres romper con un hábito en particular, un método efectivo de hacerlo es asociarlo con dolor.

Por ejemplo, imagina que quieres dejar de comer azúcar. Una manera de lograrlo es conectarlo con algo que te perturbe.

Podrías, por ejemplo, acordar una regla en la que cada vez que comas chocolate, debes cantar una canción que detestes. Pronto, tu cerebro asociará el acto de comer galletas y dulces con la sensación incómoda de tener que cantar esa canción. Pero recuerda: debes comprometerte con tu decisión, y por lo tanto ¡Tendrás que hacerlo también si comes ese pastel en la reunión del trabajo!

Aún así, para asegurarte de que cambias tu comportamiento en el largo plazo, es crucial que consigas un nuevo hábito deseable que te brinde igual placer que el antiguo.

Así que, para quitar el azúcar definitivamente de tu dieta, debes crear un hábito alternativo que te alegre tanto como hincarle el diente a esa barra de chocolate. Esto podría ser una comida más sana, como tu fruta favorita, o una actividad nueva, como un deporte.

También te beneficiarás de de imaginar lo que alcanzarás una vez que rompas el mal hábito: por ejemplo, si dejas de comer azúcar, podrás ponerte esos jeans viejos que ya dabas por abandonados.

Esta técnica ha tenido un buen récord de efectividad para que las personas abandonen incluso los hábitos más perniciosos y extremos. En un estudio sobre la eficiencia de reemplazar malos hábitos con hábitos saludables, los investigadores analizaron la rehabilitación de adictos a las drogas. Los adictos que adoptaron un hábito alternativo y saludable que pudiese brindarles el mismo placer – como una nueva relación, o un pasatiempo nuevo – Tuvieron menos probabilidades de recaer.

3. Para cambiar quién eres, cambia tus creencias.

Imagina dos personas que acaban de cumplir 60 años. Uno de ellos podría pensar que su vida se está acercando a su final, pues sus mejores años ya están atrás. La otra, por su parte, se muestra emocionada pensando en esta nueva etapa de su vida.

¿Cuál podría ser la razón de esta perspectiva tan distinta sobre la vida?

 

La manera como vemos el mundo y a nosotros mismos, es modelado por nuestras creencias.

Pero ¿Qué exactamente es una creencia?

Una creencia es una idea basada en evidencia. Podrías, por ejemplo, tener la idea de que eres un excelente jugador de ajedrez. Pero esa idea se convierte en una creencia solo si es apoyada por evidencias concretas: por ejemplo, si acostumbras ganar cada vez que juegas.

Para la mayoría de nosotros, cualquier momento de nuestras vidas puede servirnos de referencia y construir nuestras creencias. Desafortunadamente, esto también quiere decir que cuando algo malo ocurre – por ejemplo, cuando pierdes a un ser querido – este suceso puede reforzar tu creencia de que la vida es algo terrible.

Pero no tenemos que pensar de esa forma: si logramos interpretar la referencia de una manera positiva, podemos orientar nuestras vidas por un camino más optimista. Así que si estás en duelo, puedes usar esa experiencia para convertirte en una persona más fuerte. Quizá al recuperarte decidas que quieres ayudar a otras personas que están pasando por lo mismo.

Todo esto sugiere que si quieres cambiar tu vida, primero tienes que cambiar tus creencias.

El problema, en todo caso, es que la mayoría de nosotros tendemos a tener creencias muy fuertes que nos frenan para cambiar.

Las creencias, al igual que los hábitos, pueden ser modificadas. Como cualquir otra costumbre, para cambiar una creencia establecida debes asociar el dolor con lo anterior, y placer con la nueva.

Una forma fácil de lograrlo es encontrar a alguien que te sirva de ejemplo al haber logrado cambiar sus hábitos y creencias, y adaptar tu comportamiento a las estrategias que usó para tener éxito.

 

4. Cambiar tu vocabulario puede transformar tus actitudes y emociones.

¿Sabías que en el idioma inglés hay aproximadamente 3000 palabras que describen emociones?

Asombrosamente, hay dos veces más palabras para emociones negativas que positivas – lo que puede ser una razón por la que las personas experimentan emociones negativas con más frecuencia.

Por ello, es crucial que prestes atención a las palabras que usas en tu vida diaria, pues ellas modelarán tu forma de pensar y tu percepción del mundo que te rodea.

Para pensar de forma distinta sobre una situación, necesitas describirla de forma diferente.

Imagina que viajas por carretera y tu auto se descompone en mitad de la nada. En esta situación, podrías enfurecer y quejarte delo fastidiosa que es. Pero también podrías decir algo como, “Es un inconveniente”. Describir lo que usualmente experimentamos como una situación frustrante usando palabras neutrales, puede prevenir un estado emocional negativo.

Este ejemplo es el núcleo de lo que llamo el Vocabulario Transformacional:

 

Las palabras que usamos para describir nuestra experiencia del mundo, terminan por definir esa experiencia.

Así que ¿Cómo puedes cambiar tu vocabulario para manejar tus emociones?

El secreto es usar palabras fuertes para emociones positivas y menos intensas para las negativas. Por ejemplo, en vez de decir que estás ‘Feliz’, puedes usar una descripción más fuerte, como “Definitivamente fantástico”. O, si estás al borde de experimentar emociones negativas intensas, debes describir tu experiencia con palabras y frases que sean menos fuertes, como “Me preocupa un poco”, en vez de “Siento demasiada ansiedad”.

Un tip adicional: trata de usar palabras inusuales para expresar emociones negativas. Hacer esto quizá te divierta, y te anime espontáneamente. Por ejemplo, cuando estés totalmente confundido, puedes decir “Me siento moderadamente anonadado”. Esta palabra poco común es casi un trabalenguas, que creará un cortocircuito en esa emoción negativa.

5. Para encontrar la mejor solución a cualquier problema, haz las preguntas correctas.

Como has aprendido hasta ahora, cambiar tu vida requiere de cambiar la manera como piensas. Aquí nos aventuraremos un poco más, preguntando:

¿Qué es exactamente pensar?

En términos básicos, nuestros pensamientos son una serie de preguntas y respuestas. Así, las preguntas que hacemos determinan la forma como pensamos, y por lo tanto son esenciales para nuestra experiencia de vida.

De allí que la calidad de nuestras preguntas tenga un impacto masivo en nuestra calidad de vida. Cada vez que haces una pregunta, ésta determinará el enfoque de tus pensamientos. Si haces una pregunta negativa, obtendrás una respuesta negativa; formula una pregunta positiva, y tendrás una respuesta positiva.

Por ejemplo, si constantemente te preguntas a ti mismo: “¿Por qué esto siempre me pasa a mí?”, instantáneamente enfocarás tus pensamientos en los fracasos de tu vida. ¿El resultado? tu ánimo se hundirá, y tu experiencia de vida estará enmarcada en esta negatividad.

 

Es crucial que siempre que te enfrentes a un problema, te hagas a ti mismo las preguntas correctas.

Esto es más fácil decirlo que hacerlo, pues podemos sentirnos presionados por situaciones difíciles y terminamos por hacernos preguntas incorrectas.

La solución es desarrollar unas cuantas preguntas antes de que las cosas salgan mal. Hazte un hábito de hacerte preguntas como: “¿Qué es lo bueno que puedo sacar de esta situación?” y “¿Qué puedo hacer para al menos disfrutar el proceso de resolver este problema?”.

Hacer estas preguntas mientras te encuentras en un predicamento te subirá el ánimo y te facilitará llegar a una solución efectiva, o al menos tolerar mejor las consecuencias.

Si verdaderamente quieres crear una actitud positiva hacia la vida, podrías llevar este entrenamiento aún más lejos y cada mañana hacerte preguntas que te empoderen. Por ejemplo, podrías preguntarte “¿Qué cosas de mi vida son grandiosas?” o “¿De qué logros puedo sentirme orgulloso?”.

Al permitirte comenzar cada día con buen humor y excelente ánimo, gradualmente se te hará más fácil enfocarte en ese estado positivo durante el día, y como resultado tendrás una vida mejor y más exitosa.

6. Descubre tus propios valores para descubrir si estás viviendo con todo tu potencial.

¿Puedes decir con certeza qué es lo que crees que es más importante para tu vida?

¿Es amor? ¿Tu salud?

Si no estás seguro, deberías dedicarte a descubrirlo; las personas más exitosas y felices del planeta son las que entienden sus propios valores y metas, viviendo sus vidas en función a ellas.

 

Si sientes que no tienes una vida plena y no entiendes exactamente el por qué, puede ser porque no estés viviendo de acuerdo a tus creencias.

Imagina que te ofrecen un trabajo emocionante en otro país. Aceptar esa oferta quiere decir que deberás desarraigar tu vida y mudarte con tu familia a miles de kilómetros.

¿Estarías dispuesto?

Si no puedes decidir, la razón es que no tienes certeza de tus valores. En este caso en particular, para tomar una decisión que te haga feliz primero tienes que saber si el crecimiento personal es más importante para ti que la seguridad financiera.

Aparta tiempo para reflexionar y hacer una lista con tus valores más importantes en orden de prioridad, y detalla las razones por las que incluyes esos valores. Al hacer esta lista, puede que notes que algunos de los valores que enfocas actualmente, no te ayudan para alcanzar la meta que te has trazado.

Quizá tu valor más importante en la vida es la pasión; todo lo que haces, lo haces con una pasión desbordante. Pero a medida que reflexiones en la sincronización de tus valores y metas, puede que te des cuenta que afrontar todo con pasión hace que tu salud se resienta. Entonces comprendes que no es un valor sostenible pues si te enfermas, ni siquiera tendrás energías para enfrentar todo lo que quieres hacer.

La solución es cambiar y modelar tus valores. Puede que decidas que, de ahora en adelante, debes priorizar tu salud por encima de tu pasión. Al poner la salud de primero, podrás ser apasionado sin el perjuicio a ti mismo.

 

7. Desarrolla tus propias reglas de vida, lo que te hace feliz, y háblale a los demás de esas reglas.

Todos nosotros tenemos reglas que seguimos en nuestras vidas. Estas reglas, como “Seré feliz cuando pueda comerme ese trozo de pizza”, juegan un papel importante en determinar no solo nuestras acciones, sino también cómo nos sentimos pues ellas nos ayudan a decidir qué nos hace feliz y qué no.

Pero tales reglas pueden terminar por limitar nuestra experiencia, y también las probabilidades de que alcancemos la verdadera felicidad.

Piensa sobre ti mismo por un momento: ¿Qué necesitas que ocurra para que seas feliz? ¿Necesitas ganarte la lotería? ¿Necesitas que tus amigos te aprecien más?

Puede que tengas razón y que estos factores te ayuden a sentirte feliz, pero gran parte de esas cosas están fuera de tu control. Por eso…

Es importante que establezcas reglas que tú puedas controlar.

Por ejemplo, en vez de decir “Me sentiré bien solo si alguien me felicita por mi trabajo”, trata de aplicar una regla que le permita a tu felicidad depender de factores que puedas controlar; por ejemplo, sentirte feliz de tus propios logros profesionales.

Como muchas de tus reglas dependen de las acciones de otros, es muy probable que te frustres o enfades cuando esas personas no actúen según lo que esperas. De hecho, si estás molesto con alguien, es porque esa persona está enfrentando directa o indirectamente tus reglas.

No puedes esperar que tus reglas sean las mismas que las de los demás; así que si quieres una vida feliz, es crucial que comuniques tus reglas y te asegures que otros entienden lo que es importante para ti.

Digamos que la persona a la que consideras tu mejor amigo, nunca te llama. Como consideras que los buenos amigos deberían llamarse regularmente, sientes que ya no debes ser su amigo.

Pero quizá esa persona piense distinto: por ejemplo, que la amistad es estar allí cuando lo necesites, en momentos de crisis, y no estar llamándote todas las semanas.

Al comunicar tus reglas, tu amigo entenderá por qué estás molesto, y sobre esa base, pueden crear un cimiento más fuerte para su amistad.

8. Al comprender lo que está detrás de tus emociones, puedes tomar el control de ellas.

Ya has visto que al ser menos estricto con tus propias reglas, puedes decidir qué puede hacerte feliz; Pero no es solo la felicidad lo que puedes aprender a dominar; puedes hacerlo con todas tus emociones.

Pero para poder tener ese control, primero tienes que identificarlas.

Somos proclives a ser influenciados por nuestras emociones negativas, usualmente porque las generalizamos o no logramos identificarlas correctamente. Por ejemplo, puede que te sientas enfadado sobre algo, pero si reflexionas sobre el verdadero origen de tu dolor, puede que te des cuenta que hay algo más tras la rabia; quizá agotamiento.

Al momento que identifiques la causa, puedes usar el Vocabulario Transformacional (influenciar tus emociones al describirlas de forma distinta) y expresar tu agotamiento diciendo: “Me estoy sintiendo un poco flojo”. Esto disminuirá la negatividad que sientas, y lograr que la emoción negativa sea más fácil de superar.

También es importante asegurarte de que no veas tus emociones más difíciles de forma negativa; todas las emociones pueden ayudarte a promover un cambio positivo en tu vida, pues de indican que algo no está bien. Queda de tu parte identificarlas para encontrar la verdadera causa de tus dificultades. Solo al identificar esa causa, puedes comenzar a cambiar.

Pero entender la causa de una emoción en particular es solo el primer paso. El siguiente es un reto mayor:

 

Debes entrar en acción para poder afrontar la emoción y cambiar lo que sea que la esté causando.

 

Así que, si has identificado plenamente la causa de tu infelicidad y resulta ser soledad, puedes comenzar a buscar las razones por las que te encuentras solo. Por ejemplo, puede ser que no hayas contactado a tus amigos recientemente. Si ése es el caso, la solución es clara: entra en acción y llámales.

Algunas veces sentirás que simplemente no puedes lidiar con una emoción en particular. Cuando eso ocurra, trata de recordar un momento en el que lograste manejar una situación similar de forma satisfactoria. Hacer esto te dará la confianza en tu propia habilidad de manejar tus sentimientos y emociones más difíciles, pues si has logrado manejarlas una vez, ciertamente podrás hacerlo de nuevo.

9. Contribuye a la sociedad para descubrir lo que puedes alcanzar como individuo.

Hasta ahora, hemos expuesto cómo tomar el control de tu vida, alcanzar el éxito y la felicidad. A pesar de todas estas claves, puedes pensar que sin importar el cambio que hagas en tu vida personal, no vas a ser capaz de cambiar nada en la sociedad.

Afortunadamente, no es así. Las más pequeñas decisiones que haces en tu propia vida pueden tener un impacto profundo en la sociedad.

Aún cuando la mayoría de las personas creen que no son lo suficientemente influyentes para promover un verdadero cambio (y por lo tanto, ni siquiera lo intentan), la verdad es que las decisiones que son claves para cambiar tu propia vida también son las claves para transformar a tu mundo.

Por ejemplo, toma en consideración una decisión que puede parecer trivial: escoger lo que vas a cenar. Digamos, por ejemplo, que has decidido dejar de comer carne.

Aunque puede parecer que este cambio solo te beneficiará a ti, el hecho es que puede hacer la diferencia a una escala mucho mayor.

Por ejemplo, es posible producir decenas de veces más kilos de papas que de carne, usando la misma extensión de terreno. En otras palabras, podríamos usar más eficientemente la tierra que hoy usamos para el ganado, contribuyendo a una reducción en la contaminación y disminuyendo el problema del hambre en el mundo.

Tu decisión de reducir la ingesta de carne contribuye a una reducción en la demanda de ese producto, y así, la posibilidad de que se considere dedicar ese terreno productivo para otros fines.

Hay otra forma de promover un cambio social:

 

Ya que has aprendido a identificar y controlar tus propias emociones, puedes comenzar a ayudar a otros con las suyas.

 

Imagina que estás en una tienda y ves a una persona que parece estar triste. En vez de quedarte callado, puedes acercarte y darle un cumplido sincero; como por ejemplo, decirle que le admiras por haber comprado huevos ecológicos.

Quizá si te acostumbras a ir por el mundo sonriéndole a quienes conoces, podrás subirles un poco el ánimo… y ¡Ellos hacer lo mismo con otros!

10. El mensaje final:

Aún las más pequeñas decisiones y cambios en tu comportamiento pueden tener una gran influencia en como vives tu vida, y en la sociedad en general.