
No importa cuántas veces escuchemos la frase: «Eres lo que comes», nunca deja de sonar verdad, y nunca deja de hacernos pensar dos veces acerca de nuestras dietas actuales. Pero la mayoría de las veces, cuando hablamos de nutrición en nuestra sociedad, tendemos a enfocarnos demasiado en el aspecto de la imagen corporal de la ecuación. Olvidamos que el imperativo de iniciar hábitos más saludables de alimentación y vida es fundamentalmente sobre nuestra salud mental y física.
Piénsalo de esta manera: la comida se compone de nutrientes que se descomponen para crear la energía que necesitamos para sobrevivir a nuestro día. Pero más que solo energía, nuestra capacidad de hacerlo bien depende de qué tan bien nuestros cerebros puedan procesar cómo enfrentar el día que nos espera. ¿Y por qué los alimentos que comemos no afectan la forma en que nuestro cerebro está funcionando?
Hay algo de reflexión.
Piensas lo que comes: cómo la nutrición afecta tu salud mental
Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si uno no ha comido bien. – Virginia Woolf
Nuestra salud física y mental está tan afectada por nuestras dietas, ya que nuestras experiencias y valores moldean nuestros puntos de vista y nuestros valores. ¿Cuál es la conexión exacta entre la nutrición y la salud mental?
Lo que constituye nuestra comida determina qué tan bien un cerebro puede llevar a cabo sus tareas, también ayudarlo a pensar. La salud mental afecta tu capacidad para tomar decisiones racionales, funcionar en la vida cotidiana y formar percepciones del mundo. Es importante aclarar que la «salud mental» y la «mentalidad» no son lo mismo. Una mentalidad se basa en tus propias creencias personales y dicta por qué tomas ciertas decisiones. La salud mental contribuye a la capacidad de hacer una elección en primer lugar.
Así es como la salud mental entra en escena
La verdad no es solo que lo que comes impacta la forma en que piensas y actúas, sino también que la nutrición y la salud mental influyen directamente entre sí.
Está comprobado que los patrones dietéticos afectan la calidad de tu salud mental y tu mente. Por ejemplo, después de comer un filete de salmón con verduras frente a una hamburguesa grasosa, ¿sientes que tu estado de ánimo se estanca o mejora? ¿La capacidad de tomar decisiones acertadas es natural o con dificultades? ¿Qué hay de tu inclinación a absorber nueva información, es fácil o difícil?
Toma aminoácidos, por ejemplo, el componente esencial que construye las proteínas. El cerebro requiere el suministro de aminoácidos y proteínas para fomentar el desarrollo de neurotransmisores que comuniquen señales a través de los nervios al cuerpo. Sin una cantidad adecuada en nuestro torrente sanguíneo, nuestros cerebros funcionarían a un ritmo mucho más lento y no podrán ayudarnos a rendir al máximo.
Si tienes dificultades para concentrarte, definitivamente necesitas aumentar tu consumo de antioxidantes y ácidos grasos . ¡Tu cerebro tiene un 60% de grasa! Necesita la utilización reguladora de ácidos grasos para mantener los engranajes en movimiento y mantener la integridad de las paredes celulares de un cerebro. Por lo tanto, necesitas promover continuamente la capacidad cerebral óptima consumiendo lo que hace que funcione correctamente en primer lugar.
Un cerebro bien alimentado y de pensamiento claro te ayudará a tomar las decisiones correctas a cambio, a favor de alimentos más saludables y nutritivos, creando un ciclo virtuoso.
Alimento para el pensamiento: la conexión mente-cuerpo
Cuando hablamos de nutrición, todos sabemos que comer de forma no saludable te pone en riesgo de diabetes, obesidad, colesterol alto y enfermedades cardiovasculares. Pero comer alimentos procesados también contribuye al daño cerebral, al desarrollo de enfermedades mentales e incluso interfiere fuertemente con la capacidad cognitiva.
El daño cerebral proviene de digerir demasiadas grasas trans que destruyen lentamente la comunicación neuronal. Las enfermedades mentales, por otro lado, se desarrollan a partir de una deficiencia de nutrientes en el aminoácido triptófano, que contribuye a crear una sensación general de bienestar. La falta de triptófano, por lo tanto, compensa el equilibrio químico saludable de tu cerebro y te hace vulnerable a la depresión. Por último, la falta de habilidades cognitivas adecuadas, como el aprendizaje y la memoria, recibe un gran impacto de la comida chatarra, que a menudo es alta en azúcares refinados y baja en vitaminas y nutrientes clave.
Alimenta tu cerebro para que sea lo mejor que puedas ser
¡Obtienes un cuerpo en esta vida y debes tratarlo bien! Cuidarlo significa no solo ejercitarse y consentirse, sino preocuparse por lo que comes todos los días y prestar atención a cómo funciona tu mente. A veces, la razón por la que no nos sentimos lo mejor posible se puede resolver con una solución simple: comer bien, ¡sin excusas!